Politóloga
Muchos nos preguntamos cómo será la vida después del coronavirus. La realidad es que una crisis con las dimensiones y alcances del COVID-19, difícilmente nos va dejar una ruta trazada para “regresar a la normalidad”. ¿Cuál normalidad?, quien todavía crea que todo podrá volver a ser como antes, definitivamente no está viendo la película completa.
Tenemos sociedades que estarán profundamente dolidas, sensibles e incluso traumatizadas tras los estragos de esta pandemia. Habrá altísimas tasas de desempleo por la inmensa cantidad de comercios y negocios que no lograrán sobrevivir a los meses de aislamiento social. En general, las condiciones familiares, de educación, de trabajo, así como las condiciones políticas y económicas van a cambiar y debemos estar preparados para ello.
La visión a corto, mediano y largo plazo de los gobiernos, debería dar un giro abrupto hacia una recuperación económica y del bienestar social, en el amplio sentido de la palabra. El reto no va a ser menor, implementar cualquier política pública o programa de gobierno, en un contexto donde seguirá latente el miedo, el escepticismo y la desconfianza no será cosa fácil.
Y en este escenario donde prevalecerá el temor de la gente al contagio, o a un rebrote del virus, se aproximan también procesos electorales, que hasta ahora se han pospuesto debido a la pandemia. En el mundo más de 50 países han determinado aplazar elecciones que se llevarían a cabo este año, debido a las medidas de confinamiento y cuarentena.
México no fue la excepción, los procesos electorales de este año en Hidalgo y Coahuila fueron suspendidos por el INE ante esta coyuntura. Y, ¿qué se aproxima para el 2021? Recordemos que el 2021 será el proceso electoral más grande del país, donde se renovará la Cámara de Diputados, se elegirán 15 gubernaturas y se realizarán elecciones legislativas y municipales en los 32 estados de la República.
El debate en otros países ya está activo: se deben voltear a ver mecanismos alternativos de voto, con medidas que prevengan riesgos a la salud. En Estados Unidos se ha venido discutiendo el voto por correo, mecanismo que en Europa ha funcionado adecuadamente, pero que, para otros países, como los Latinoamericanos, es un concepto totalmente ajeno.
Otros mecanismos que se han puesto a discusión por organismos internacionales, son el voto electrónico y el voto en varias jornadas. Por un lado, el voto electrónico tiene vulnerabilidades como fallas de algún algoritmo, situación que sucedió en las primarias demócratas de Iowa en este año, o hackeos. Y por otro lado, está el planteamiento de varios días de votación, con la finalidad de evitar conglomeraciones en un solo día, lo que se considera podría ser viable llevando a cabo las medidas de higiene y distanciamiento necesarias.
El panorama electoral que se proyectaba en México antes de la pandemia, era ya un escenario con una baja participación electoral y una alta polarización social. De aquí en adelante lo que tenemos que considerar es que cualquier medida tomada por nuestros gobernantes debe ser democrática, transparente y lejana a intereses de perpetuación en el poder, como el caso de algunos mandatarios mundiales, que han aprovechado esta situación para situar la balanza a su favor.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]