El tres de noviembre habrá elecciones en Estados Unidos, esto quiere decir que estamos a menos de cinco meses de saber si Trump logra reelegirse, o si será el virtual candidato demócrata Joe Biden, quien ocupe el cargo de Presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, los próximos meses estarán definidos en gran medida por el contexto de una triple crisis que se vive actualmente en este país.
La primera crisis tiene que ver con que Estados Unidos está atravesando por una debacle económica, equiparable a la que se tuvo durante la Gran Depresión. La tasa de desempleo es mayor al 13%, hay 40 millones de americanos desempleados a consecuencia de la pandemia del COVID-19 y los ingresos per cápita disminuyeron un 6% con respecto al 2019.
Por otro lado, el mal manejo de la crisis del coronavirus desde la presidencia, es otra situación que representará negativos importantes para Trump en los próximos meses. Las medidas de contención no han sido suficientes, tanto así, que se tienen casi 2 millones de casos confirmados y más de 100 mil muertes por este virus, que ha afectado en mayor medida a sectores sociales como a las personas de la tercera edad y a los afroamericanos.
Y, por último, se presentó en paralelo, una agitación social que derivó en marchas y levantamientos en decenas de ciudades en Estados Unidos a causa del asesinato de George Floyd, a manos de un policía de Minneapolis. Con la consigna “No puedo respirar” (últimas palabras de Floyd), este acto deplorable de racismo se convirtió en un movimiento internacional que busca erradicar las conductas racistas y supremacistas que durante años han afectado a las minorías en este país.
Para cualquiera de los dos candidatos, el contexto electoral será sumamente retador. Sin embargo, puede entenderse que para Joe Biden, existen algunas áreas de oportunidad que pueden dejarle capitalizar las fallas de Trump, especialmente por la caída de la economía como consecuencia de un mal liderazgo y atención ante la pandemia. Si bien Biden, tiene sus propios escándalos y acusaciones, las últimas encuestas de intención de voto le dan una ventaja de entre 10 y 14 puntos sobre Donald Trump. Lo que hoy, deja clara una cosa: nada está escrito, Trump podría perder en la elección de noviembre.
Recordemos que las elecciones intermedias del 2018, las cuales se consideran como un “referéndum” para el gobierno en turno, Trump sufrió una paliza en la que se perdió la mayoría republicana en la cámara de representantes, lo que representó un obstáculo para sus políticas e incluso derivó en un impeachment que finalmente no procedió.
Donald Trump no es un rival fácil, ha sabido construir a sus villanos y mantener cierta credibilidad con su segmento de simpatizantes, a través de su insistencia con el muro y sus políticas anti-migrantes, una guerra económica frontal con China y un discurso confrontativo y divisorio. Esto en tiempos de crisis da malos resultados, los líderes polémicos y antagónicos no son bien percibidos por la población, que en tiempos convulsos lo que busca es certidumbre y estabilidad.
Lo hemos visto con diversos mandatarios en todo el mundo, las crisis son áreas de oportunidad para los liderazgos empáticos, cercanos y que velan por los intereses primordiales de las personas en tiempos turbulentos.
En este sentido, será interesante ver el ajuste en la estrategia de Trump en los próximos meses, ya que la ruta que venía transitando lo llevó a perder bastante rentabilidad electoral. Entonces, ¿Trump puede perder la elección de noviembre? Sin duda esa es hoy una posibilidad muy factible, todo dependerá de cómo se jueguen las cartas en los próximos días.